Las redes sociales como Instagram pueden ser una herramienta poderosa para educar, motivar y formar pensamiento crítico. ¿Son las redes sociales una amenaza o una oportunidad para nuestros adolescentes?
Muchas veces se señala, no sin razón, el lado oscuro de las redes sociales: pérdida de tiempo, falta de privacidad o exposición a contenido poco fiable o dañino. Sin embargo, plataformas como Instagram también pueden convertirse en aliadas para fomentar el aprendizaje, la creatividad y el pensamiento crítico si sabemos dirigir a nuestros alumnos hacia ello. En las aulas, podemos transformar este aparente problema en una solución que conecta con los jóvenes y su mundo digital, ofreciéndoles otras alternativas. Ponemos el foco en que no saben usar las redes sociales de manera correcta, pero, mi pregunta es, ¿Alguien les ha enseñado?
De problema a oportunidad educativa
Instagram puede actuar como un puente entre la educación y el entorno cotidiano de los alumnos. En lugar de tratar de sacar a los jóvenes de un entorno digital al que pertenecen, ¿Por qué no enseñarles a aprovecharlo? En lugar de prohibir su uso de manera tan tajante, podemos explotar las oportunidades que ofrece la red social para proponer actividades educativas, lanzar retos que les aporten conocimiento, compartir contenidos, cambiar su percepción. Puede seguir siendo un espacio de entretenimiento y a la vez una herramienta para aprender y crecer. ¿Y si la utilizamos como plataforma de gamificación?
Convertir la cara “oscura” de las redes en “A” de aprendizaje.
Este paso implica enseñar a los alumnos a utilizarlas de forma responsable y crítica, caminar con ellos hacia una alfabetización digital tan necesaria. Guiándoles, aprenden a navegar con criterio en un entorno lleno de información, desarrollan competencias digitales y se sienten más motivados al trabajar con un medio que les es familiar y cómodo. He podido comprobar como a partir de mis “stories” de Instagram vinculadas a cuentas de divulgación de contenidos, algunos de mis alumnos han comenzado a seguir estas cuentas, y de esta forma, cada vez que entran en su Instagram, entre “selfies” y “poses”, también encuentran contenidos de Egipto, Grecia, arte…
¿Cómo usar Instagram para enseñar?
La estrategia que he llevado a cabo consiste en crear actividades que mezclan gamificación y aprendizaje significativo. Por ejemplo:
- Retos de la semana: Cada domingo pueden encontrar en mi perfil un reto que contiene imágenes de monumentos o lugares emblemáticos. En este reto pido a los alumnos que identifiquen la imagen y la ubiquen en un mapa de provincias. Los alumnos han de contestarme con un mensaje donde muestren el mapa de España y la provincia correspondiente señalada. Hemos trabajado así: patrimonio nacional, mapa de provincias y competencias TIC (algunos han descubierto la utilidad de Google Lens para esta actividad). Una actividad parecida, la estamos llevando a cabo este curso para los alumnos de Bachillerato Historia del Arte. Aquí los retos son más variados y un poco más difíciles, sin embargo, están consiguiendo la participación de la mayoría de los alumnos y ampliar su registro visual respecto a una asignatura tan rica en contenido visual.
- Historias educativas: Usar la función de “stories” para lanzar encuestas rápidas o pequeños cuestionarios que refuercen el contenido trabajado en clase es otra de las utilidades que se suma a la de compartir contenido de cuentas especializadas. Comentar estas publicaciones clase, ha aumentado el interés de los alumnos hacia las diferentes asignaturas que imparto, pasando por todos los niveles: desde alumnos de 1o ESO que las visualizan desde las cuentas de su padres o tutores, a los alumnos de bachillerato.
Instagram: Un espacio de aprendizaje positivo.
¿Cómo sacarle partido como profesor? Instagram se ha convertido en una herramienta clave para que los profesores creen modelos de referencia positivos, actuando como auténticos “influencers” educativos. Al compartir contenido relacionado con valores, historia o cultura, los docentes tienen la oportunidad de contrarrestar la influencia de perfiles que, aunque populares entre los adolescentes, a menudo ofrecen contenidos no siempre positivos o que no les aportan nada enriquecedor. Es fascinante observar cómo nuestra presencia en un espacio que los alumnos consideran suyo no solo nos hace más cercanos, sino que también mejora significativamente la relación entre profesor y estudiante.
No puedo dejar de destacar el impacto que tienen las cuentas educativas en esta red social. Muchos docentes llevan ya años de andadura en este ámbito, y gracias a ellos se ha formado un auténtico claustro internacional. Profesores de diferentes lugares del mundo comparten recursos y materiales, muchos de ellos gratuitos, y se inspiran mutuamente con actividades y proyectos que luego adaptan a sus aulas. Es un ecosistema de aprendizaje colaborativo que enriquece la labor docente y fomenta la innovación.
Dosieres colaborativos de actividades
Uno de los aspectos más interesantes de esta reciprocidad son los dosieres colaborativos de actividades. Profesores de distintas localidades e incluso disciplinas, se organizan a través de grupos en Instagram y a partir de documentos compartidos de Canva, aportan ideas de actividades, recursos… vinculados a un tema específico. Estos materiales se comparten, una vez finalizados, en sus perfiles, permitiendo que otros compañeros puedan descargarlos y utilizarlos. Diferentes puntos de vista, metodologías, ideas, se unen para enriquecer la docencia de todos.
Finalmente, no puedo dejar de reconocer cómo mi trabajo en el aula ha cambiado desde que decidí dar el paso y crear mi propia cuenta educativa. He aprendido muchísimo de otros profesores, adaptado actividades que me han inspirado y obtenido resultados muy gratificantes con mis alumnos. Todo ello me anima a seguir explorando este mundo lleno de posibilidades y, sobre todo, a invitar a otros docentes a sumarse a esta comunidad que no solo comparte, sino que transforma la educación.
Escrito por Sandra Laguna
- Profesora de Geografía e Historia en el IES Virgen de la Encina, de Ponferrada, León, y embajadora de Letcraft Educación.
- IG: @trabajosdecienciasssociales