Motivación en el aula. ¿Existe una receta mágica que nos ayude a estar motivados como docentes y a motivar a nuestro alumnado? Ojalá que existiera ¿verdad? Por desgracia esa receta no existe, pero sí podemos contar con algunas ayudas para conseguirla. Habrá que ir siguiendo diferentes pistas para llegar a ella, pero seguro que merecerá la pena la búsqueda.
¿Qué es la motivación?
Simplificando mucho podríamos decir que la motivación es aquello que nos mueve a hacer cosas, pueden ser motivaciones intrínsecas o extrínsecas, pero cualquiera de ellas responde a intereses personales, a sentimientos, emociones, autoestima… nos lleva a realizar un esfuerzo por conseguir la satisfacción de una meta conseguida.
Podemos consultar múltiples estudios que avalan lo dicho, como el de Serra, 2008 que dice “La motivación despierta, inicia, mantiene, fortalece o debilita la intensidad del comportamiento y pone fin al mismo, una vez lograda la meta que el sujeto persigue.”
“Me motivo, te motivo”
Hasta aquí la parte fácil, la teoría y su comprensión, pero ahora nos toca buscar como docentes qué es lo que nos motiva a nosotros y a nuestro alumnado, ¡ahí es nada!. La docencia, como la mayoría de las profesiones, es una cuestión de vocación, que a veces por las circunstancias personales, profesionales o el paso del tiempo, hacen que perdamos esa ilusión y motivación por nuestra profesión.
Así que uno de los primeros pasos que debemos dar es recordar por qué elegimos la docencia, cómo éramos cuando la elegimos, cómo nos ilusionaba y todo lo que hemos avanzado hasta ahora. Nada nuevo en el horizonte ¿verdad? Pero hay veces que es necesario que alguien nos lo recuerde para recuperar esa energía y fuerza de los comienzos, sí, con miedo ante lo nuevo, pero con muchas ganas de cambiar el mundo aportando nuestro granito de arena y dejando huella en nuestro alumnado.
Aprendizaje significativo y motivación del alumnado
Recuperada esa euforia la siguiente motivación para el docente es conseguir que su alumnado obtenga aprendizajes significativos que les ayuden en su vida de una manera que su implicación y esfuerzo no se correspondan con una obligación sino con un querer aprender y avanzar.
Llegamos pues a la motivación de nuestro alumnado, cómo conseguir emocionar y promover su curiosidad para que ellos mismos sean artífices de su aprendizaje.
Según Pintrich, 2000, planificar y activar esa motivación implica unas metas relacionadas con los propósitos de implicarse en la tarea, creer que uno mismo es capaz de realizar dicha tarea, el interés por los contenidos y la importancia y utilidad de ésta.
Todo esto nos lleva a la conclusión de que la manera de presentar la información es muy importante, debe ser clara, atractiva, útil y que ellos sientan que les va a servir de algo. Pero… ¿Cómo se consigue todo eso?
No se trata de estar siempre haciendo el pino con las orejas para llamar su atención, sino de ofrecer la información de manera que promueva la curiosidad y el interés por el tema. Está claro que no siempre se puede conseguir que todo se presente así, pero también está el valor del esfuerzo y la constancia para conseguir las metas que se propongan. Según la edad del alumnado esas metas ni existen ni son conscientes de ello. Pero sí podemos ayudarles a pensar qué quieren en ese momento y orientarles para conseguirlo.
Trucos para fomentar la motivación en el aula
Preguntarles qué temas promueven más su curiosidad y ofrecerles un espacio para que investiguen sobre ello y lo puedan exponer a los demás, puede ser a modo de proyecto y dedicar una sesión semanal para que ellos expongan, yo le llamaba “Somos investigadores”. Otros son más de experimentos, así que tenían su espacio en “Somos científicos” y ellos realizaban su experimento, los demás utilizábamos las rutinas de pensamiento y tomábamos notas que luego comentábamos, tenían que pensar por qué había sucedido eso y “el científico” nos aclaraba si estábamos en lo cierto o no. Otros eran críticos literarios y tenían su espacio en “Somos lectores”, nos leían una parte de su libro favorito y nos explicaban por qué les gustaba.
Estos proyectos iban cambiando según iban variando los intereses del alumnado, pero es importante que ellos mismos vean que son escuchados y que realmente pueden aportar sus ideas para enriquecer a los demás, aumentando su autoestima y mejorando la convivencia y el respeto en el aula.
Metodologías activas en el aula
¿Quién no ha oído hablar de ellas? La idea es hacer del alumnado un partícipe más activo y cooperativo aplicando los conocimientos que ya posee y los que va creando en el proceso, de manera que tenga que realizar investigaciones, desarrollar su pensamiento crítico, creatividad, habilidades sociales, comunicativas y autonomía y manipulando materiales didácticos variados. Si además a toda esa receta mágica le añadimos la tecnología y robótica, habremos conseguido aderezarla y enriquecerla, dando un toque más de motivación.
Aprendizaje basado en proyectos (ABP), proyectos, aprendizaje cooperativo (AC), Flip Classroom (FC), aprendizaje basado en problemas o retos, aprendizaje-servicio, gamificación y un largo etcétera merodean por los centros actualmente, pero todavía nos queda salir de esa zona de confort controlada de los libros de texto y la metodología tradicional. Perder el miedo a equivocarnos, como le decimos a nuestro alumnado, del error también se aprende y nos ayuda a mejorar.
Plantear situaciones cercanas a los intereses del alumnado en las que tengan que dar soluciones a problemas reales que ellos hayan detectado, que tengan que aplicar su ingenio, imaginación y ayuda mutua nos garantiza esa motivación extra que buscamos para nuestro alumnado. Además, todas ellas nos permiten respetar los diferentes ritmos de aprendizaje, atender mejor la diversidad de las aulas y reforzar tanto altas capacidades como dificultades de aprendizaje.
Como conclusión, las metodologías activas nos van a ayudar a que el alumnado esté más implicado en nuestra asignatura, disfrute con ella, sea un sujeto activo de su aprendizaje y por lo tanto, nosotros disfrutemos también más de nuestra docencia, yo me motivo y seré capaz de motivarles. Dame una pizca de motivación y cambiaré el mundo.
Bibliografía
- https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/281679.pdf
- https://www.redalyc.org/pdf/284/28420640010.pdf
- https://psisemadrid.org/motivacion-academica-definicion-y-componentes/
- https://erevistas.uca.edu.ar/index.php/RPSI/article/download/2647/2466/9594
- https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/06/motivacion-aprendizaje.html
- https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/27741/3/La%20Motivacion%20Academica.pdf
Sobre la autora
Escrito por Mar Monfort, profesora de tecnología y robótica e inglés, además CompDigEdu y coordinadora Digicraft en un centro público de la Comunidad de Madrid. Formadora en metodologías activas, materiales didácticos, ABN y situaciones de aprendizaje. Embajadora L3tcraft y Minecraft Educación. Más de 20 años dedicada a la docencia e investigación de nuevas metodologías y amante de la tecnología.
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